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3 thoughts on “Honor de cavalleria

  1. La película es algo así como Don Quijote de entrecasa.
    Lo vemos a medio vestir, recién levantado de dormir, sentado sin hacer nada, mirando sin ver hacia los arboles o el cielo; después poniéndose sus ropas ayudado por un Sancho igual de adormilado y sin ánimo alguno de hacer nada.
    Luego a los dos caminando sin apuro por caminos solitarios o cruzando bosques no muy espesos. Todo sin que parezcan tener un destino claro o un lugar a donde dirigirse.
    Simplemente mostrándose aburridos, callados la mayor parte del tiempo, o conversando de cosas sin importancia las pocas veces que hablan. Salvo un par de ocasiones en que Quijote parece querer instruir o aleccionar a Sancho con algunos monólogos aislados.
    Y mientras deambulan de este modo, no les pasa nada; no tienen ninguna aventura de libros de caballería; no hacen nada heroico, ni siquiera realizan alguno de los hechos más conocidos de la obra de Cervantes.
    Apenas dos encuentros con personas que no se explican de donde salen ni quiénes son. Las que también desaparecen de la misma forma. Pareciendo que las de un grupo llevan a Quijote enjaulado de regreso a su pueblo.
    O sea que la película nos muestra a un Don Quijote de entrecasa, como he dicho. Una persona común y corriente, alejada de cualquier mito, que solo cumple sencillas tareas como todo el mundo, que simplemente se acuesta, duerme, se levanta y echa a andar sin que nunca le suceda nada extraordinario. Acompañado por un Sancho Panza igual de anodino y poco interesante.
    Estimo que esa es la idea con la que el director Albert Serra filmó esta película y creo que lo ha logrado.
    Pero al terminar de verla, me pregunto para qué hizo esto. ¿Qué agrega esto a lo que se ha contado sobre Don Quijote? ¿En qué enriquece lo que ya conocemos del personaje?
    Después de una hora y media ¿sabemos algo importante sobre Quijote o sobre Sancho? ¿Comprendemos mejor sus comportamientos, acaso? ¿Se nos han mostrado sus motivaciones?
    No, nada de eso. Solo se nos ha mostrado que eran como personas sin mucho que hacer, vagabundeando sin ton ni son, ejecutando las tareas más elementales y triviales.
    Y aunque ese comportamiento responda a la realidad, no creo que sea relevante ni justifique que le dediquemos una hora y media a verlo detalladamente. Porque es algo sabido y presumible, desde antes de que nos lo muestren. No tiene sentido perder una hora y media viendo lo que ya sabemos por ser sobreentendido; como ser, que una persona respira, come o duerme.
    Por ejemplo, en una película sobre Jesucristo, lo interesante es que nos muestren que hacía milagros, no que se lavaba la cara por las mañanas.
    Y pienso que en el caso de Don Quijote en esta película es lo mismo; lo interesante son sus aventuras como caballero, no como se sentaban aburridos él y Sancho a mirar las hojas y las nubes.
    Por tanto, afirmo que esta es una película que puede dejar de verse sin que se pierda nada. Y que, si ni siquiera se hubiera hecho, igualmente no se habría perdido nada.
    OMAR

  2. Un Quijote ensimismado e introspectivo y un Sancho poco servicial y menos locuaz, así es la versión de una de las duplas más famosas de la historia de la cultura occidental que nos presenta Albert Serra, con el desafío, bien nacionalista por cierto, de hacer hablar en lengua catalana a esos íconos de la castellanidad, mientras deambulan por las verdes colinas de Gerona, en lugar de la pálida llanura manchega.
    Pero no son estas transposiciones, en mi modo de ver, las que vuelven tan peculiar su mirada sobre estos personajes y sus aventuras, sino, más bien, la ausencia de éstas, como si ellas hubiesen quedado atrás, o sucedieran “entre” esos tiempos muertos que se desarrollan en el film. O, tal vez, no sucedieran. Y ésta fuese una pura aventura mental, a la manera en que La Odisea se trastoca en el Ulyses de Joyce; o una espera interminable, como la de los personajes de Esperando a Godot; o un desencanto ante el absurdo de nuestra condición de estar en el mundo, como la del Extranjero de Camus.
    Algo hay en esta película que se hace eco de la literatura contemporánea, de su desengaño, de su falta de épica, de su silencio. (Me entero leyendo algunos comentarios que su director viene del mundo de las letras.) Sin embargo, creo que a pesar de esa desmitificación, a pesar de su espíritu de época, Don Quijote y Sancho conservan gran parte de esa ingenuidad que los caracteriza y mantienen su espíritu de compañerismo y lealtad, a pesar de sus pocas palabras. Una gran calidez se desprende de esos momentos compartidos en comunión con la naturaleza, que domina y los envuelve con las distintas luces del día y de la noche. El mundo circundante los contiene y empequeñece, a veces los intimida, como ese misterioso viento que Quijote desafía (me dio por pensar: el viento en lugar de los molinos). Y ellos lo perciben y lo interrogan, pareciera, como algo del orden de lo sagrado, casi un panteísmo lo suyo.
    Un film de gran intimidad y belleza, en todos sus detalles: fotografía y música, vestuario y escenarios y las vívidas y sobrias actuaciones de todos.

  3. Honor de cavallería me sigue pareciendo una película rara, pero al verla ahora por segunda vez, pude descubrir algo más que eso. Pareciera que el director Albert Serra hace una interpretación personal del mítico personaje del caballero Don Quijote y su escudero Sancho Panza, intentando mostrar lo no dicho, los silencios entre ambos , la contemplación , el devenir de los días sin que nada grandioso suceda. En ese sentido tenemos que recordar que Cervantes al escribir ” El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” satirizó los libros de caballería , ya que el protagonista había perdido la razón de tanto leer ese tipo de literatura. Él estaba guiado por los nobles ideales de la caballería andante, luchar contra la maldad, proteger a los débiles, y lograr el amor de Dulcinea. En esta aventura lo acompaña su fiel escudero Sancho Panza. Entre ambos forman una dupla caracterizada como el modelo de idealismo encarnado en Quijote y el lado práctico en Sancho.
    Hay pocos diálogos, hay un mostrar un paisaje, un devenir del día a la noche, el viento constante, la falta de música, son esos dos simples personajes en lo cotidiano , sin ninguna muestra de valentía y grandeza alguna. La escena del viento, también la interpreté como la lucha de Quijote con los molinos de viento. Y la escena en la que los amigos o conocidos lo llevan enjaulado remite a lo que sucede en el relato cervantino.
    Tiene tal vez , por lo dicho antes, mucho lirismo , es poética; y muestra la amistad entre estos dos hombres, que no parecen tan distintos.

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